Los Manseros Santiagueños llevan 53 años sobre el escenario.
Y la popularidad crece con el paso de los días. El trabajo no se frena. Los
espera Ojo de Agua, y vienen de cumplir una apretada grilla de presentaciones.
Se podría decir que este conjunto que nació con Onofre Paz y Leocadio Torres,
está en su mejor momento. Estamos pasando un muy buen momento. Parece que los
festivales grandes como el de Cosquín y el de Jesús María recién están tomando
conciencia de lo que significan Los Manseros. Antes cuando estaba Julio Marbiz
nos presentaba como el conjuntito folclórico, así nomás, como sin darnos mucha
importancia. Nosotros íbamos preparados para cantar media hora, y al final
hacíamos dos o tres temas, y abajo. Igual que Falú, aunque hago mal en hablar
de los muertos, pero nos saludaba diciéndonos ?qué tal, cómo anda changuito?,
como haciéndonos a menos. Pero los changuitos se han hecho hombrecitos...?, dijo
Onofre Paz, con el orgullo de mirar el camino recorrido, ese que los llevó a
convertirse en uno de los conjuntos folclóricos más aplaudidos por el público,
y respetado por sus colegas. "A la
larga ha triunfado la raíz folclórica. El folclore que hacemos es con buenas
letras y buena música. Y eso le gusta a la juventud y a la gente de la tercera
edad, porque tenemos un público amplio que nos sigue", aclaró. Y hace
el listado de todos los escenarios por los que anduvieron en lo que va del año.
"Venimos de Tafí del Valle, del
Festival del Queso; estuvimos en el del Cabrito, en Catamarca; en el de la
Chaya, a La Rioja; en Córdoba, Loreto... Ahora estaremos en La Dolfina, después
en Ojo de Agua, y seguimos".
Onofre Paz no oculta la felicidad de este tiempo de cosecha.
El sueño de Los Manseros nació cuando tenía 16 años. Me había presentado en un
concurso folclórico organizado por una revista en Radio Belgrano y resulté
ganador en la provincia. Elegían a un cantante de folclore y a otro de tango.
Luego tenía que ir a competir a Buenos Aires, y Leocadio Torres (el otro
fundador del conjunto) me había dicho: Negro, si ganas, te acompaño a Buenos
Aires, porque yo no había ido nunca y él sí. Y así fue. No se me despegó más. Y
cuando perdí la instancia final, me propuso que creáramos Los Manseros.
Anduvimos más de 30 años juntos hasta que por razones de salud dejó el conjunto
y quedé como único dueño", contó. El recuerdo de esos primeros pasos con
la guitarra en mano lo hacen caer en cuenta de las inevitables huellas que deja
el paso del tiempo. "Leocadio se fue
también de Los Manseros porque ya estaba un poco mayor. Los años no perdonan a
nadie. Cuando empecé no me quedaba afónico nunca. Cantaba día y noche. Ahora me
tengo que cuidar de las cosas heladas. El helado no pruebo nunca, vino no tomo.
Trato de cuidar la garganta que es mi herramienta de trabajo",
explicó.
Los Manseros le han permitido disfrutar de la estabilidad económica?
En los últimos años sí, porque antes éramos conocidos, pero no había
diferencia. En esta última época me pude comprar la casa, otro departamento,
cambiar el auto, tener un cero kilómetro. Todo esto después de más de 40 años.
Se lo agradezco a Dios, porque a la larga se dio. Ahora tenemos el gusto de
decir cuánto queremos cobrar. Pero dicen que no somos careros, por eso quizás
tenemos mucho trabajo. Los años no sólo le han acercado un buen pasar, sino la
fidelidad del público... A veces, me quedo pensando en lo que pasó, en el éxito
o en el no tan éxito. En el recibimiento del público, en el cariño que nos
brinda... Ahora, mientras uno se está secando la transpiración cuando termina
la actuación, viene la gente pidiendo la foto. Desde el escenario yo veo como tucu
tucus las luces de los flashes. Es algo muy lindo. ¿Qué consejo le daría a las
nuevas generaciones? En primer lugar hay que crear un estilo. Si es solista,
dúo o un conjunto. Los instrumentos son secundarios, porque nosotros podemos
poner una orquesta, pero el canto es el que marca el estilo. Y no hay que
desanimarse. Hay que salir de Santiago, porque si vos estás aquí nomás te van a
conocer los de tu provincia, pero no en el resto del país. Es cierto eso de que
Dios está en todos lados, pero tiene la oficina en Buenos Aires. Hay que
perseverar, no hay que quedarse, porque a la larga esto da sus frutos. Ahí
tiene el caso de Abel Pintos, con quien vamos a compartir escenario. Ese chico
no imita a nadie.
Creó un estilo personal, y es difícil triunfar con algo
particular. Sin embargo, él llegó. Yo me alegro mucho porque es argentino, y
buena persona. De los artistas nuevos a quién admira. A Florencia Paz. Ella tiene mucho talento, no
es porque sea mi hija. Pero yo trato de ayudarla en todo lo que puedo. A veces,
nos toca actuar juntos, en el mismo lugar, y como ella va primero, a mí me
gusta ir a escucharla. Dice que no quiere ir tras de Los Manseros, y yo le digo
no sos la única, hay muchos que no quieren ir detrás nuestro.
Los Manseros Santiagueños no sólo tienen agenda
con numerosas presentaciones por delante. También proyectos de un nuevo disco,
que podrían llegar a grabar con Sony, según adelantó Onofre Paz. El origen
internacional del sello discográfico lo invitó a recordar la única gira que
tuvo el conjunto fuera de la Argentina. "Fuimos a Estados Unidos gracias a Argentino Ledesma. Él cantaba tango y
nosotros folclore. Nuestra primera presentación fue en Washington, con mucho
miedo, hasta que salió uno del público y nos gritó: Negro, canten la de Huaico
Hondo. Eso nos hizo animar, agarrar confiancita. Hicimos varios escenarios, Philadelphia,
Houston. Y de ahí he quedado con ganas de volver, pero le tengo miedo al avión".
Fuente: El Liberal